jueves, 5 de noviembre de 2009






MI VÍA DE LA PLATA
Etapa 1: Sevilla – Castilblanco de los Arroyos
Kms: 45,01
Tiempo de pedaleo:3 h. 47 m.
Velocidad media: 11,86 km/h.
Velocidad máxima: 37,95 km/h.

Aunque solamente vamos a pedalear tres días en este primer tramo, he llenado las alforjas como si fuera a hacer el camino de un tirón y así irme acostumbrando a ellas.

Hoy 10 de octubre de 2009, un dia después de haber cumplido mis 60 años, a las 7:30 de la mañana he salido de mi casa con mi vecino y amigo Miguel y nos hemos dirigido a la estación de Metro, tomando éste hasta la estación Puerta Jerez ubicada a escasos metros de la Catedral, después de sellar en la sacristía de una de las capillas, donde se estaba rezando un rosario, y tras desayunar unas “tostás con pringá” en la Bodega Santa Cruz y las consabidas fotos hemos iniciado nuestro Camino.




Debo decir que aunque este tramo, de una forma u otra, lo he realizado varias veces, hoy la sensación era completamente diferente “estaba haciendo el Camino de Santiago”.

Salida de Sevilla por las calles García de Vinuesa, Antonia Díaz, Paseo Colón, Puente de Triana, San Jorge y Castilla.

Al final de esta última e inmediatamente después de la Capilla de El Cachorro una rampa nos conduce a un miliario con la inscripción: “Camino de Santiago. Vía de la Plata. 1000 Kms.”

Cruzamos el Río Guadalquivir por la acera del puente de la salida hacia Huelva, e inmediatamente después bajamos al carril que circula por la margen derecha de éste y lo tomamos dirección norte, tras pasar bajo la pasarela de Camas, por donde se incorporan los peregrinos que vienen andando, continuamos por este bonito carril fluvial y tras pasar el Club de Tiro, llegamos a Santiponce.

Sellamos en la taquilla de las Ruinas de Itálica y allí coincidimos con un bicigrino “Paco de Almansa” que entra a visitar el complejo arqueológico, nosotros continuamos la ruta hasta salir de Santiponce, llegar a la rotonda, tomar dirección La Algaba, pasar bajo la autovía e inmediatamente después y en un grupo de eucaliptos tomar a la izquierda el camino de Emasesa, una interminable recta que después de pasar el vado del arroyo de los Molinos, hoy completamente seco, nos llevará a Guillena.



Al final de la recta nos topamos con un maizal y las flechas nos dirigen a la derecha, nosotros por nuestra experiencia tomamos a la izquierda y así nos ahorramos de seguir el cauce y luego cruzar por su lecho el pestilente arroyo Galapagar, circulamos por el carril paralelo a la carretera y entramos en Guillena por su puerta principal, no por la trasera que es por donde te llevan las flechas, y nos dirigimos a la Iglesia de La Granada (por supuesto cerrada) y frente a ella en el bar “El rincón de El Sardina” repostamos con una ración de jamón ibérico y dos cervecitas.




Salimos de Guillena cruzando el puente sobre la Ribera de Huelva y tomamos a la izquierda en la rotonda siguiente cruzando el polígono industrial siguiendo las flechas (debo indicar que desde aquí y hasta Castilblanco las han repintado y han puesto muchas más, por lo que seguir el camino es sencillísimo).

Tomamos las primeras rampas de la Sierra Norte, primero entre naranjos y luego entre olivos, hasta llegar a la primera cancela, estaba abierta, y entrar en la dehesa de encinas, tras un trecho más que agradable llegamos a las famosas “trialeras de Castilblanco”, como es conocido aquí un tramo de unos cuatro kilómetros que el camino más parece el lecho de un arroyo por sus torrenteras, piedras sueltas y tramos de roca descarnada que pasamos, echando alguna que otra vez pie a tierra, pues con las alforjas no es lo mismo que sin ellas.

Después de este tramo el camino vuelve a tener un firme normal y nos lleva hasta la carretera, en este punto un moderno miliario nos despide del camino y ya tomamos la carretera hasta Castilblanco, donde en el Bar “La Venta” sellamos nuestras credenciales y nos tomamos un magnífico aperitivo.



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